Muchas personas acuden al Terapeuta Gestalt para controlar su ira o para mejorar el autocontrol en los momentos en que esta emoción aparece, pero antes de avanzar con dicho proceso, merece la pena explorar cada caso.
La ira puede ser explicada por una situación presente que es interpretada como injusta, aunque también podría ser explicada como una situación inconclusa de nuestro pasado que sigue pulsando. Así mismo, esta también podría estar relacionada con la ansiedad o la depresión, por ese motivo es importante analizar de donde viene esa emoción para poder ofrecer el acompañamiento más adecuado.
En todo caso, el trabajo con la ira en la Terapia Gestalt, como con cualquier emoción, no va en la línea de la supresión. El abordaje más bien pasa por una exploración atenta de esta emoción para descubrir qué está tratando de decirnos, a qué debemos poner atención.
Es por ese motivo que la exploración se hace desde un lugar de presencia, libre de juicio y dando lugar a su expresión libre dentro del espacio de trabajo. La ira esta pudiendo venir a mostrarnos la insatisfacción con algún aspecto de nuestro momento vital actual, pero también podría tener relación con algún tipo de vivencia traumática.
Índice de contenidos
Qué es la ira
La ira es una emoción humana que generalmente es percibida como una respuesta emocional negativa o aversiva ante situaciones percibidas como injustas, frustrantes o amenazantes. Esta emoción está acompañada de una sensación de activación, aumento de la energía y una tendencia a la acción.
Es decir, se trata de una emoción con un alto potencial movilizador que puede manifestarse a través de pensamientos y sentimientos de enfado, así como de cambios fisiológicos en el cuerpo, como el aumento del ritmo cardíaco y la presión arterial.
La ira es una respuesta natural y adaptativa en ciertas circunstancias, ya que puede movilizar recursos y energía para afrontar situaciones desafiantes.
Por ponerte un ejemplo, imagina que vas caminando por la calle y alguien trata de arrebatarte un objeto de alto valor. Una respuesta de ira te movilizará para dar una rápida respuesta quizá te ayude a conservar ese objeto y mantenerte a salvo.
Sin embargo, cuando la ira se vuelve crónica, desproporcionada o no se gestiona adecuadamente, puede tener efectos negativos en la salud mental y física, así como en las relaciones
interpersonales.
Los estilos de expresión de la ira pueden influir en como esta emoción se manifiesta en el organismo (cuerpo y mente) así como en su relación con el entorno y como estos estilos están relacionados con problemas de salud mental o rasgos caracteriales.
Así pues, podemos hablar de la expresión de la ira dirigida hacia fuera (cuando la ira se traduce en comportamiento verbal o motor dirigido a otras personas u objetos), y podemos hablar de la ira dirigida hacia dentro (que se traduce en la retención de los sentimientos o supresión del comportamiento).
Además, podemos saber que la ira dirigida hacia dentro se asocia a una presión arterial más alta y por tanto, con problemas de salud cardiovasculares. En cambio, la ira dirigida hacia puede estar relacionada con problemas de adicción de drogas, atracones de comida o impulsividad.
Así mismo conviene entender que la ira es un proceso emocional complejo y que puede estar explicado por múltiples facetas que interactúan entre sí.
Las variables que pueden tener relación con este proceso emocional podrían ser factores evolutivos, procesos cognitivos, motivaciones personales, fenómenos fisiológicos, ciertas patologías, así como el contexto socio cultural o los propios valores del individuo.
Por tanto, debemos entender que no es lo mismo un episodio de ira puntual que un estado irascible suscitado por un proceso patológico. Así mismo, debemos entender que la gestión de este proceso emocional, será más fácil para algunas personas que para otras.
Cómo surge la ira en las personas
La comprensión de la ira ha evolucionado hacia una visión más completa y compleja, donde se la considera un proceso interactivo y multifacético. Ya no se la ve simplemente como una respuesta emocional aislada, sino como un mecanismo psicológico que puede estar influenciado por una amplia gama de variables. Estas variables se entrelazan y contribuyen a la experiencia y expresión de la ira de cada individuo. Algunos de los factores que pueden influir en la ira incluyen:
#1 Desarrollo evolutivo
La forma en que experimentamos y expresamos la ira puede cambiar a lo largo de las etapas de la vida. Los niños, adolescentes y adultos pueden manejar la ira de manera diferente debido a sus capacidades cognitivas y habilidades emocionales en desarrollo.
#2 Factores genéticos
La predisposición genética puede influir en cómo las personas experimentan y regulan la ira. Algunas personas pueden tener una mayor susceptibilidad a respuestas emocionales intensas debido a la herencia genética, por lo que serán más propensas a experimentarla y expresarla.
#3 Desarrollo físico individual
Las diferencias en el sistema nervioso y la regulación hormonal pueden afectar cómo se experimenta la ira. Además, las características cerebrales individuales pueden influir en la intensidad y duración de la respuesta de la misma.
Aquí merece la pena considerar la teoría polivagal, la cual describe los modos de funcionamiento del sistema nervioso central que de forma resumida son: reposo o filiación, huida y ataque. Esta teoría describe como las experiencias vividas en la infancia definen la manera en que nuestro sistema nervioso pasa de un modo a otro, de modo que hay personas con una mayor propensión a estar en el modo de huida o de ataque.
#4 Fisiología
Los cambios en la fisiología del cuerpo, como la liberación de hormonas del estrés y la activación del sistema nervioso, desempeñan un papel en la aparición de la ira y en cómo se manifiesta físicamente. Esto lógicamente estará a su vez influenciado por nuestro estilo de vida, entorno, así como otros factores.
#5 Patología
Condiciones médicas o trastornos mentales pueden alterar la experiencia y expresión de la ira. Algunas condiciones, como trastornos de impulsividad o desregulación emocional, pueden exacerbar nuestras respuestas. La ira puede aparecer en trastornos como la ansiedad o la depresión o incluso en el trastorno límite de personalidad o borderline.
#6 Contexto social y cultural
El entorno en el que se desenvuelve una persona, incluidas las normas culturales y las expectativas sociales con respecto a la expresión de emociones, puede influir en nuestros procesos emocionales y la expresión de los mismos.
#7 Procesos cognitivos
La forma en que una persona percibe y procesa la información puede afectar cómo interpreta eventos y cómo responde emocionalmente. Constantemente evaluamos todo aquello que nos pasa, activamos recuerdos, patrones de pensamiento, normas, etc. Estos procesos Pensamientos distorsionados o patrones de interpretación negativos pueden contribuir a la ira.
#8 Motivos personales
Los objetivos individuales y las necesidades personales pueden influir en cómo se responde a situaciones que desencadenan la ira. Las metas de una persona y sus deseos pueden amplificar o atenuar la emoción.
#9 Valores del individuo
Las creencias y valores personales también desempeñan un papel en la ira. Las situaciones que entran en conflicto con los valores fundamentales pueden generar respuestas emocionales intensas.
Estas variables interactúan de manera compleja y pueden variar de persona a persona. La ira es un fenómeno multidimensional en el que una amplia gama de factores contribuye a su origen y expresión. Esta comprensión más holística nos ayuda a apreciar la complejidad de esta emoción y cómo afecta a las personas en diferentes contextos y momentos de sus vidas.
Qué sucede dentro de nuestro cuerpo cuando sentimos ira
Estamos ante una emoción compleja que involucra una serie de procesos fisiológicos, neuronales y hormonales. Estos procesos trabajan en conjunto para desencadenar y regular la experiencia de ira en el cuerpo y la mente. Aquí hay una descripción general de estos procesos:
#1 Sistema Nervioso Autónomo (SNA)
Cuando una persona experimenta ira, el sistema nervioso autónomo se activa para preparar al cuerpo
para la acción. El sistema nervioso simpático (SNS) es responsable de la respuesta «lucha o huida», lo que significa que aumenta la energía disponible para la acción inmediata.
Esto se logra mediante la liberación de hormonas como la adrenalina y la noradrenalina. Estas hormonas aceleran el ritmo cardíaco, aumentan la frecuencia respiratoria y dilatan las vías respiratorias para aumentar la entrada de oxígeno.
#2 Activación Cerebral
La amígdala, una estructura en forma de almendra en el cerebro, juega un papel central en la generación y regulación de la ira. Cuando se percibe una amenaza o una injusticia, la amígdala se activa y envía señales al hipotálamo y al tronco cerebral, lo que desencadena la respuesta de «lucha o huida». Al mismo tiempo, la corteza prefrontal, que está involucrada en la toma de decisiones y el control emocional, intenta regular y moderar la respuesta emocional de la amígdala.
#3 Hormonas del Estrés
Además de la adrenalina y la noradrenalina, el estrés también provoca la liberación de cortisol. El cortisol es una hormona que aumenta la disponibilidad de glucosa en el torrente sanguíneo, proporcionando energía rápida para la respuesta de «lucha o huida».
Sin embargo, niveles crónicamente elevados de cortisol debido al estrés prolongado pueden tener efectos negativos en la salud, como la supresión del sistema inmunológico y la afectación del funcionamiento metabólico.
#4 Sistema Endocrino
Junto con el cortisol, otras hormonas también entran en juego durante la experiencia de ira. La testosterona, una hormona sexual masculina, también aumenta en respuesta a dicha emoción. Si bien la testosterona es esencial para muchas funciones en el cuerpo, niveles elevados de esta hormona se han asociado con un aumento en la agresividad y la impulsividad.
#5 Respuesta Cardiovascular
La respuesta de «lucha o huida» también tiene un impacto en el sistema cardiovascular. La presión arterial puede aumentar debido al estrechamiento de los vasos sanguíneos periféricos y al aumento de la fuerza con la que el corazón bombea la sangre. Esta respuesta tiene como objetivo aumentar el flujo sanguíneo hacia los músculos esqueléticos y el cerebro, preparándolos para una posible acción rápida.
#6 Respuesta Muscula
La ira también puede activar la tensión muscular en preparación para la acción. Esto puede ser útil si es necesario enfrentar físicamente una amenaza, pero la tensión muscular crónica asociada con la ira constante puede causar molestias físicas y problemas de salud a largo plazo.
En resumen, la ira es una emoción que involucra una serie de respuestas fisiológicas, neuronales y hormonales que preparan al cuerpo para enfrentar situaciones desafiantes o amenazantes. Si bien estas respuestas son adaptativas en ciertas situaciones, la ira crónica o mal regulada puede tener efectos negativos en la salud y el bienestar a largo plazo.
Efectos negativos que provoca la ira
La regulación emocional y las estrategias de afrontamiento saludables son importantes para gestionar la ira de manera efectiva y minimizar sus impactos negativos. Conviene saber además, que la ira, especialmente cuando no se maneja de manera adecuada, puede tener efectos negativos significativos en la salud. Aquí hay algunos de los posibles efectos perjudiciales de la ira descontrolada:
#1 Salud Cardiovascula
La ira crónica puede contribuir al desarrollo de problemas cardiovasculares. La respuesta de «lucha o huida» asociada con la ira puede aumentar la presión arterial y el ritmo cardíaco, lo que aumenta el riesgo de hipertensión, enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular. La liberación constante de hormonas del estrés también puede dañar los vasos sanguíneos y el corazón a largo plazo.
#2 Supresión del Sistema Inmunológico
El estrés crónico causado por la ira puede debilitar el sistema inmunológico. El cortisol, una hormona
liberada durante la respuesta de estrés, puede suprimir la actividad de los glóbulos blancos y otros componentes del sistema inmunológico, lo que hace que el cuerpo sea más susceptible a infecciones y enfermedades.
#3 Problemas Digestivos
El estrés prolongado debido a la ira también puede tener un impacto en el sistema digestivo. Puede contribuir al síndrome del intestino irritable, acidez estomacal, malestar abdominal y otros problemas digestivos.
#4 Dificultades Interpersonales
La ira descontrolada puede dañar relaciones interpersonales. La agresión verbal o física que a menudo
acompaña a la ira puede afectar negativamente las relaciones con amigos, familiares y colegas.
#5 Problemas Laborales
La ira incontrolada en el lugar de trabajo puede afectar negativamente el rendimiento laboral y la productividad. Puede conducir a conflictos con compañeros de trabajo y supervisores, lo que a su vez puede poner en peligro el éxito profesional.
#6 Impacto en la Calidad de Vida
En general, la ira descontrolada puede tener un impacto significativo en la calidad de vida. Puede causar malestar constante, agotamiento emocional y físico, y disminuir la satisfacción general con la vida.
Es importante destacar que la ira en sí misma no es necesariamente dañina; es una emoción natural y normal. Sin embargo, la manera en que se maneja y se expresa es lo que puede tener efectos negativos en la salud. Si además te interesa saber más acerca de la relación entre los estados emocionales y los efectos en la salud, te dejo este artículo que habla de ello en profundidad.
Aprender estrategias de manejo de la ira, como la comunicación asertiva, la resolución de conflictos y la relajación, es esencial para minimizar estos efectos y promover la salud y el bienestar. Si alguien siente que su ira está causando problemas significativos en su vida, puede ser útil buscar apoyo de profesionales de la salud mental.
Cómo tratar la ira a través de la Terapia Gestalt
La ira es una emoción o estado emocional que suele generar sufrimiento e incomodidad. Se trata de una emoción con un fuerte componente movilizador y que requiere ser atendida para encontrar la forma de regularnos. Este es un proceso que podría pasar por las siguientes etapas:
#1 Aceptación y validación
El trabajo con las emociones desde la Terapia Gestalt se basa en una primera instancia, en aceptar y validar las emociones. El terapeuta acompaña al cliente a expresar sus emociones dejando el juicio a un lado. Las emociones no son buenas ni malas, son reacciones humanas y cumplen una función. Al entender esto, se valida y normaliza toda experiencia emocional.
#2 Exploración del proceso emocional
Cada proceso emocional es único y puede estar relacionado con eventos del presente así como podrían
también tener relación con alguna situación inconclusa. Las situaciones inconclusas según la Terapia Gestalt son situaciones que no pudieron resolverse puesto que no hubieron recursos para reaccionar ante ellas de forma satisfactoria.
Estas situaciones se pueden traducir en barreras o dificultades psicoemocionales que pueden pulsar a lo largo de toda nuestra vida. En todo caso, en la exploración del proceso emocional trataremos de entender la interpretación de los distintos eventos en que se da dicha emoción en una exploración experiencial que nos aporte mayor conciencia de la dificultad.
#3 El continuum de la atención
A medida que se va descubriendo en las sesiones los esquemas que envuelven a los procesos emocionales, el terapeuta Gestalt animará al cliente a poner conciencia en el cotidiano a esos procesos. Para ello, pueden ser de ayuda el uso de un blog de notas así como la práctica de mindfullness o conciencia plena.
La práctica en si del mindfullness se ha demostrado que ofrece beneficios para las personas con problemas de ira. Así mismo, se convierte en un aliado perfecto para el proceso terapéutico ya que, nos ayuda a observar nuestros procesos psicoemocionales sin identificarnos ni reaccionar tanto ante los mismos.
#4 Solución creativa
A medida que el cliente va teniendo conciencia de aquellos aspectos que explican la respuesta de la ira (siempre y cuando esta respuesta no esté relacionada con un trastorno psicológico u otra patología), se abren posibilidades de resolución que, en cada caso, será de una u otra naturaleza.
En ocasiones la ira puede estar relacionada con el enfado con algún familiar o alguna situación determinada de nuestra infancia que no pudo resolverse de forma satisfactoria por el cliente. En este caso, la expresión libre de la ira mediante el cuerpo y la voz puede ayudar, así como también puede ayudar liberar todo ese enfado mediante la expresión por escrito o artística.
Otra posibilidad es que el proceso de ira esté relacionado con una situación de injusticia en la actualidad. Al poner conciencia en esto, el cliente tiene la posibilidad de afrontar dicha situación para tratar de encontrar una solución justa con la que se sienta mejor.
El trabajo con los procesos emocionales es un trabajo que debe atender a la singularidad del caso que nos ocupa, pues estamos hablando de una persona concreta, con unos recursos concretos, unos rasgos de personalidad concreta y una situación concreta.
Conclusión: La Terapia Gestalt aborda la ira
La Terapia Gestalt ofrece un enfoque profundo y humano para abordar todo tipo de proceso emocional por complejo que sea.. Antes de avanzar en el proceso de controlar la ira, es crucial explorar su origen y naturaleza en cada caso individual ya que esta puede manifestarse por diversas razones, desde situaciones presentes percibidas como injustas hasta eventos no resueltos en el pasado.
En el contexto de la Terapia Gestalt, la emoción no es suprimida, sino que se explora con atención y sin juicio para entender su mensaje subyacente. La comprensión de la ira como una emoción adaptativa se vuelve esencial.
Su función de movilizar recursos y energía puede ser útil en situaciones desafiantes. Sin embargo, cuando se vuelve crónica o desproporcionada, los efectos perjudiciales en la salud mental y física se vuelven evidentes.
Y estrechamente relacionado con la gestión de la ira están la inteligencia emocional y a nivel laboral, la inteligencia emocional en el trabajo.
La Terapia Gestalt aborda la ira desde la perspectiva de la conciencia y la autoregulación, promoviendo la espontaneidad sobre el control rígido y la evitación.
Si estás experimentando dificultades debido a las respuestas de ira y quieres que exploremos juntos tu situación, ponte en contacto conmigo. Te ofrezco una sesión gratuita de una hora en la que podremos explorar tu situación actual y en la que trataré de orientarte.